Lisa, milanesa en Roma entre física, consultoría y cultura
La historia de Lisa Benvenuti, Project Manager: un recorrido que une física, consultoría, viajes, cultura y una inesperada pasión por el mundo del vino.
Lisa Benvenuti se incorporó a Mashfrog Group en febrero de 2025 como Project Manager. Su trayectoria profesional es rica y transversal: comienza con una licenciatura en Física de partículas, pasa por la enseñanza y luego se desarrolla en grandes empresas de consultoría y TI.
Curiosa, sociable y apasionada, Lisa aporta a Mashfrog un valioso conjunto de competencias técnicas, habilidades relacionales y un enfoque humano y espontáneo que le permite crear conexiones rápidas y auténticas tanto con los colegas como con los clientes.
Tienes una larga trayectoria profesional: cuéntanos los hitos principales
Me licencié en Física, impulsada por mi pasión por la astrofísica y por una gran curiosidad hacia lo que aún no conocía. El estudio científico me dio un método: racionalidad, análisis y la capacidad de descomponer los procesos. Empecé a trabajar muy joven como profesora en escuelas secundarias, pero pronto me di cuenta de que, en ese momento, no era mi camino. Entonces empecé a enviar currículums y, irónicamente, respondieron únicamente empresas informáticas: un sector que al principio no me gustaba, pero que luego se convirtió en mi mundo.
Mi trayectoria comenzó en IBM y continuó en una empresa de consultoría estratégica que posteriormente fue adquirida por Deloitte, donde crecí mucho, especialmente en la gestión de clientes, trabajando en proyectos complejos en los ámbitos de finanzas, business intelligence y EPM, y obteniendo la certificación PMP como Project Manager. Después de muchos años en la consultoría, me incorporé a IGT como responsable de PMO & Process Optimization.
Con los años he comprendido que mis puntos fuertes son la relación con los demás, la capacidad de trabajar en equipo y el enfoque analítico. Sobre estos pilares he construido toda mi carrera.
¿Qué te llevó a elegir Mashfrog para tu nuevo camino profesional y cómo han sido estos primeros meses?
Buscaba un entorno dinámico, estimulante y más cercano a mi manera de trabajar, y la consultoría representa exactamente eso: variedad, crecimiento continuo y la posibilidad de ponerse a prueba constantemente. Mi incorporación a Mashfrog ha sido para mí un nuevo comienzo positivo.
En estos primeros meses he trabajado principalmente con el cliente FiberCop, así que todavía he tenido pocas ocasiones para conocer a todos los compañeros, pero cada vez que nos hemos encontrado he encontrado mucha disponibilidad, acogida y un ambiente muy dinámico. Me he sentido a gusto desde el primer momento y estoy viviendo este nuevo camino con entusiasmo.
Eres milanesa pero vives en Roma desde hace muchos años. ¿Cuánto han influido estas dos ciudades en tu vida personal y profesional?
Vivo en Roma desde 1997. En aquella época trabajaba en IBM y mi responsable me propuso trasladarme a Roma, donde creía que encontraría el espacio adecuado para expresarme y construir mi carrera.
Y así fue. Mi primer cliente en Roma fue TIM y, a partir de ahí, llegaron muchas oportunidades importantes. También en mi vida personal Roma marcó un cambio decisivo: mi marido es romano y, después de siete años de relación a distancia, el traslado fue la ocasión para empezar por fin una vida juntos.
En resumen, Milán me dio las bases y Roma me dio el futuro: es la ciudad donde realmente crecí, tanto como persona como profesional.
¿Tienes alguna pasión personal que sientas que también te enriquece a nivel profesional?
¡Absolutamente sí! Una de mis grandes pasiones es el vino, tanto que hace unos años obtuve el diploma de sommelier de tercer nivel. Decidí acercarme al mundo del vino porque, habiendo trabajado siempre en el ámbito financiero y en los sistemas informativos, sentía la falta de algo más "cálido", más cercano a mi lado humanístico. Me encantan la filosofía, el teatro y los libros; el vino, con su historia, su cultura, sus tradiciones y su vínculo con el territorio, representaba para mí una manera de unir todos estos intereses.
El curso fue fascinante no solo desde el punto de vista técnico, sino también desde el cultural. No se trataba solo de catar, sino de comprender la relación entre comida y vino, la historia de las mise en place, la evolución de los hábitos culinarios… todo un mundo que realmente enriquece la mente.
Junto al vino, otra gran pasión son los viajes, que para mí tienen un valor enorme. He visitado con mi familia países muy distintos entre sí, como Japón, Corea, Sudáfrica, Kenia, Bahamas, Jamaica, Indonesia, además de muchísimas capitales europeas. Viajar abre la mente: te obliga a observar, escuchar y comprender nuevas culturas. Y todo esto, aunque de manera indirecta, contribuye mucho también al crecimiento profesional: entrena la curiosidad, la capacidad de adaptarse, la atención al detalle y las ganas de aprender siempre algo nuevo.
Al final, tanto el vino como los viajes tienen para mí el mismo valor: compartir, cultura y descubrimiento. Y eso es justamente lo que llevo cada día también a mi manera de trabajar.
De cara al futuro, ¿qué perspectivas u objetivos te gustaría alcanzar en los próximos años?
En este momento me siento serena: estoy haciendo un trabajo que me gusta, en un entorno que encuentro estimulante y en equilibrio con lo que soy hoy. No siento la necesidad de grandes cambios ni de nuevas ambiciones que perseguir. Estoy bien así: me levanto contenta, trabajo con entusiasmo y tengo la sensación de estar exactamente en el lugar adecuado.
Con el tiempo he entendido cuánto importa el equilibrio. Entre trabajo, familia y compromisos, encontrar una dimensión que te haga sentir bien lo vuelve todo más sencillo. Y creo que los jóvenes de hoy lo han comprendido de una manera mucho más clara que las generaciones anteriores: la búsqueda de un verdadero equilibrio entre vida y trabajo no es un capricho, es una necesidad para ser realmente felices.
Mirando hacia adelante, me gustaría volver a enseñar. Después de tantos años en la consultoría y en la gestión de proyectos, siento el deseo de devolver a la sociedad lo que he recibido, quizá en contextos donde haya más necesidad. Es una idea que llevo en el corazón y que imagino como una manera de dar un significado diferente a la experiencia que he acumulado.
Al final, mi objetivo es sencillo: seguir haciendo lo que me hace feliz.